Entre los mitos más instalados sobre la pobreza y el trabajo está la figura del planero: el planero --se dice-- es un desocupado que vive del Estado, alguien que no hace nada y al que los planes sociales empeoran porque le hacen perder la cultura del trabajo. Los datos del Registro de Trabajadores de la Economía Popular (Renatep), sin embargo, obligan a revisar lo que se cree: por empezar, porque el 49,2 por ciento de quienes cobran un plan Potenciar Trabajo son mujeres que trabajan en comedores populares o merenderos. Esto se debe a que el trabajo sociocomunitario es el que más creció dentro de la economía popular. Un resultado lógico de la pandemia, porque los barrios tuvieron que activarse para dar respuesta a la crisis alimentaria.

La socióloga y funcionaria a cargo del Renatep sostiene que "el Potenciar Trabajo es un salario social complementario. Retomamos la idea planteada en la ley de emergencia social votada en 2016, el Potenciar viene a ser un complemento de actividades en la economía popular o un reconocimiento al trabajo que ya realizan". 

Un caso típico: Jesica Uño trabaja en un comedor popular de Pontevedra, Merlo. Cocina de lunes a viernes, para 200 vecinos, que durante el tramo de la cuarentena estricta llegaron a ser 400. “Hacemos una olla y la gente viene a buscar su vianda”, cuenta. ¿Se ocupa de otras cosas? En el comedor trabajan con problemas de violencia de género y le dan una mano a las mujeres que están solas a cargo de la familia. ¿Tiene otra entrada laboral? (¿Podría, por ejemplo, manejar un remís, o vender algún producto?) No. Jesica es madre de tres chicos y jefa de su hogar, monoparental. El lugar donde puede trabajar es el comedor, porque allí se organizaron para que dos compañeras siempre cuiden a los hijos de las que cocinan.

En segundo lugar en importancia numérica, un 12,3 por ciento de quienes tienen un plan Potenciar Trabajo son trabajadores de servicios personales (principalmente personas que hacen limpieza, luego siguen otras actividades como manicuría, peluquería) y oficios (cortadores de pasto, electricistas o mecánicos, bicicleteros). Es decir, son personas que viven de changas en las actividades históricamente identificadas con el trabajo informal. Trabajan, pero sus ingresos son salteados y por montos irregulares, porque dependen de cuánta plata haya en la calle. Sus clientes son, en general, quienes residen en la misma zona (ya sea un asalariado que vive casa de por medio o una familia en el country cercano). La actividad de estos trabajadores inscriptos en el Renatep popular es de subsistencia, en el sentido de que ganan poco, pero además en el sentido de que no tienen una lógica económica de acumulación.

En tercer lugar en volumen o cantidad de planes, cobran un Potenciar Trabajo quienes hacen obras de mejoramiento de barrios. Gastón Reyes, de 31 años, coordinador de una obra en La Matanza, es un caso: "Casi todos éramos jornaleros. Hacíamos changas o íbamos para el lado de Ezeiza, a pararnos en una esquina donde los contratistas van a buscar albañiles", reseña. Después de que armaron una cooperativa de construcción dentro del Movimiento de Trabajadores Excluidos, empezaron a acceder a contratos de obra del Programa de Urbanización de Barrios Populares. En estos meses trabajan llevando el agua potable a un barrio; por eso cobran un salario de la Secretaría de Integración Sociourbana, al que suman, además, un Plan Potenciar. Ganan lo mismo que trabajando para una constructora privada. 

Reyes es segunda generación de planeros, ya que de chico acompañaba a su mamá a los cortes en la Ruta 3, en el ‘98 y ‘99, cuando los cortes de calle se hacían para pedir un bolsón de alimentos. Hoy, como referente de la rama de la Construcción del MTE, los contratos que firma con su cooperativa incluyen ART, transporte a la obra, ropa de trabajo y almuerzo. De los trabajos inventados desde la economía popular, este es el que posiblemente más se acerca a un trabajo con derechos. (Aunque la mayoría de las cuadrillas de construcción no consiguen todavía contratos de urbanización tan completos, sino sólo de mejoramiento barrial, chicos, para hacer cordones, cunetas o veredas. Y en ese caso, cobran un Potenciar y un complemento hasta llegar al salario mínimo).

Datos

Los datos de esta nota pertenecen al Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular. Fueron cruzados, a su vez, con estadísticas de otras áreas del Ministerio de Desarrollo Social, de manera de observar de dónde vienen y de qué viven las personas que hoy tienen planes sociales. Parte de la misma lectura es entender qué políticas pueden mejorar su productividad e ingresos.

Pablo Chena, economista, director nacional de Economía Social, señala:

"En el país hay un millón de Planes Potenciar (hoy son 1.060.200, pero el corte para este análisis se realizó al millón de planes). De ese millón, 703 mil ya se anotaron en el Renatep" (que, en total, tiene tres millones de inscriptos).

Es decir que del millón de planeros existentes, el 70 por ciento se inscribió en el registro. Al hacerlo, declararon qué actividades realizan.

  • El 49,2 por ciento actividades socio comunitarias (comedores y merenderos).

  • Un 12,3 por ciento servicios personales y oficios (limpieza, cortadores de pasto, asadores, bicicleteros, electricistas, mecánicos).

  • Un 10 por ciento en construcción e infraestructura social (Albañiles, plomeros)

  • Un 7,1 Comercio Popular y Trabajo en espacios públicos (feriantes, vendedores ambulantes).

  • Un 6,4 agricultura familiar y campesina

El 70% por ciento de las personas que cobran un plan Potenciar Trabajo están inscriptos en el Renatep

“Nuestra mirada es que el Potenciar no es un programa para gente que no tiene trabajo, sino un salario complementario, en su mayoría, para trabajadores de la economía popular. En algunos casos, como sucede en las actividades sociocomunitarias, es Potenciar el ingreso principal, el único sustento. Pero en otras ramas, por ejemplo en las que se venden bienes, un Potenciar representa sólo una parte de los ingresos del trabajador. En una cooperativa de reciclado, los trabajadores hacen retiros del excedente económico por la venta del cartón, y el plan social puede representar el 40 por ciento de su ingreso”, agrega Chena.

"Lo que vemos en el Renatep desmitifica la idea de que los planes sociales no están trabajando y que hay que convertirlos en trabajo. En realidad están haciendo muchos trabajos de la economía popular, y en todo caso lo que hay que ir haciendo, con los que se pueda, es ir pasándolos al empleo formal“.

Poco visibles

El Registro se creó en 2020 y es el primero que permite conocer qué hay dentro de la economía popular. La estimación es que entre 5 y 6 millones de argentinos se ganan la vida en actividades informales. Hasta ahora se anotaron 3 millones. Es decir que se puede conocer qué hace una mitad, que en este momento es la más urbana, con sobrerrepresentación de la bonaerense. 

Vale retener lo siguiente: los inscriptos que cobran un plan Potenciar Trabajo son 703.894 (700 mil, para redondear); los planes Potenciar existentes son un millón. Es decir que se trata de una foto que puede ser considerada como representativa. Si se inscribieran los 300 mil planes Potenciar que faltan podría haber diferencias, pero la tendencia se mantendría. 

El trabajo informal es un mundo que resulta opaco por definición: se trata de actividades económicas no registradas.

Pero cuesta verlo, además, porque en la economía popular el lugar de trabajo no es el establecimiento, sino mayormente hogares particulares. Si se suma los que trabajan en su casa, en la de su socio y en la de sus clientes, resulta que el 56 por ciento de los trabajadores hacen sus actividades puertas adentro de una vivienda familiar. Ese volumen contrasta con los trabajan en un establecimiento (un polo textil, un centro de separación de reciclado), que son el 14 por ciento.

En la calle y a la vista de todos hay otro 11 por ciento (vendedores ambulantes, ferias) , aunque es frecuente que las autoridades asocien estas actividades a una contravención, y que la mirada social le quite su carácter de trabajo.

El 56% de los trabajadores de la economìa popular tienen como lugar principal de trabajo al hogar

En síntesis, el trabajador de la economía popular es visto como tal cuando llega al centro con una marcha. Es un planero. 

Del productor a la  mesa

De las seis actividades informales que hoy tienen más trabajadores con un Potenciar Trabajo puede agregarse lo siguiente:

Agricultura familiar: aunque muy por debajo de los comedores populares, es otra actividad con una relación señalable entre trabajadores totales y trabajadores que cobran un Potenciar (2 de cada diez). Es decir, es una rama con proporcionalmente más trabajadores con planes que otras  como el reciclado, o la producción de manufacturas, o el transporte). Esto es reflejo de que hubo una ampliación de las quintas. Es una tendencia en las ciudades medianas y pequeñas, donde hubo estados municipales que lo tomaron como política propia, para generar empleo y abastecer la zona de alimentos frescos.

Comercio popular: es la cuarta rama del Renatep con más inscriptos que cobran un plan Potenciar. Esto tiene sintonía con el crecimiento de las comercializadoras populares, que en el inicio de la pandemia se extendieron llevando bolsones de verduras a domicilio, y más tarde ampliaron sus ventas a los productos de almacén y de economías regionales. En muchos casos, agregaron puestos de trabajo con el Potenciar.

¿Pueden los Potenciar Trabajo convertirse en empleo registrado?

Sin dudas, hay una parte que sí. Las Pymes, por su rentabilidad baja, son un sector del que puede esperarse que tengan dificultades para registrar a trabajadores o incorporar nuevos. Subsidiarles el trabajo con un Potenciar puede plantearse como incentivo, aunque lo que define la creación de empleo, en el presente, no es el costo laboral sino razones macroeconómicas: difícilmente alguien tome nuevos trabajadores y los registre si no tiene mercado (mercado interno, ya que el caso son las PyMEs) donde vender su producción. La otra pregunta abierta es cuántos trabajadores, de los que ya tienen un Potenciar, pueden absorber. 

Vale aclarar, sobre esto un punto clave: no todos los trabajadores informales tienen planes. Más bien lo contrario: sólo el 25 por ciento de los trabajadores de la economía popular cobran un Potenciar (esto de los que se registraron en el Renatep, que son 3 millones). En otras palabras, en términos de cobertura social, el 75% de los trabajadores de la economía popular no tiene plan de empleo, pero realizan actividades que les permiten parar la olla y lograr, en muchos casos,  algún ingreso propio. Que sean 5 o 6 millones de personas -el doble que los empleados del estado, casi la misma cantidad que los empleados del sector privado- da la idea de que deberían ser, además, sujetos de políticas económicas que excedan el plan social como puente al trabajo. 

Sonia Lombardo 

“El Registro Nacional de Trabajadores de la Economia Popular sirve para conocer en mayor detalle qué trabajos se realizan en la economía popular, dónde lo realizan -cuál es el lugar de trabajo-, cómo lo hacen -si de manera cooperativa o individual-”, indica Sonia Lombardo, directora del Registro Nacional de Efectores Sociales del Ministerio de Desarrollo Social y la funcionaria a cargo del Renatep.

“Hoy la mayoría de los Potenciar son trabajadoreas de comedores y merenderos, que  el año pasado recibieron un plus en reconocimiento a su labor porque tuvieron que trabajar muchísimo, incluso asistiendo a las familias que aisladas en los territorios. En la pandemia se abrieron comedores y aumentó el número de trabajadores por comedor. Otras ramas están más relegadas y seguramente van a tomar más protagonismo en la medida en que aumente la actividad económica"

¿Por qué la mayoría son  mujeres? Lombardo contesta que al Renatep "le falta registrar todavía a la mitad de los trabajadores de la economía popular. Están inscriptos tres millones y estimamos que en total son seis millones. Hoy, sí,  vemos que hay mayoría son mujeres; lo asocio con la preeminencia de trabajadoras sociocomunitaras, en comedores y merenderos, y al peso de los servicios de limpieza. Está vinculado a que las tareas de cuidado, históricamente han recaído mayoritariamente sobre las mujeres. También tiene mucha preminencia por la pandemia. Quizás a medida que haya recuperación económica se matice, o cuando se complete la inscripción se matice, o no. No lo sabemos. Lo que vemos es que al interior del Renatep se da la misma división sexual del trabajo que en el mercado laboral formal, es decir en las tareas vinculadas al cuidad aparecen más mujeres y en las tareas vinculadas a la construicción, el transporte o la producción de bienes aparecen más varones. 

La AUH

Al mirar los datos de cobertura de la Asignación Universal por Hijo entre los trabajadores de la economía popular también aparecen números que poco tienen que ver con el prejuicio instalado. De los tres millones inscriptos en el Renatep, sólo el 22 por ciento es beneficiaria/o de la AUH. En resumen, sólo 25 de cada cien tienen Potenciar Trabajo y sólo 22 de cada cien Asignación por Hijo. O al reves: el 75 por ciento de los trabajadores de la economía informal no tienen plan de empleo, y el 78 por ciento no cuenta con la cobertura de la AUH.