Trabajos para una sociedad justa, incluyente, democrática y participativa

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domingo, 11 de mayo de 2014

“Buscando una educación que nos haga libres…”

Aprendiendo a enseñar desde la ética participativa

Experiencias en la formación de formadores

Por Adriana Irene Ferraris                                                               La Rioja, Argentina

Este trabajo lo presenté en Cienfuegos, Cuba, en el "Seminario de Educación Popular Paulo Freire", en mayo de 2012. También el mismo año lo presenté en Campinhas, Brasil.



           En el video presento algunas ideas claves e imágenes de las experiencias metodológicas desarrolladas en la formación de maestros de educación primaria en un Instituto de Formación Docente "Pedro I. de Castro Barros", de la Ciudad de La Rioja.

La forma de trabajar sigue los postulados de Paulo Freire, promoviendo formas de trabajo en el aula donde los estudiantes participen activamente como aprendientes. Para esto es fundamental la creación de un  clima de confianza que permita una interacción fluida y la construcción de los conocimientos cooperativamente.

La metodología es tomada del campo de la Educación Popular, que tiene muchos años de desarrollo en prácticas no formales, pero que ha sido siempre muy resistida en su incorporación en la educación formal. Su aplicación se fundamenta en la necesidad de propiciar una educación humanitaria y participativa. Para eso es necesario brindar prácticas que permitan acercar a los futuros docentes a una continua reflexión sobre su propia realidad y la de su comunidad, de encontrar el sentido de la educación en relación a su propio contexto social.


La idea central es la búsqueda de una educación que:

  • * Sea humanizadora, y por lo tanto nos ayude a buscar en forma permanente la libertad y la expresión. Lo que Freire llamó una “educación humanística y liberadora”.
  • * Que por lo tanto estimule la creatividad, la participación y la reflexión.
  • * Que ayude a comprender el mundo, desmitificando constantemente la realidad para que los estudiantes puedan seguir recreándola, transformándola…
  • * Una educación que refuerce nuestras acciones sobre el mundo, que nos  reconozca como seres inacabados en proceso permanente.
  • * Una educación donde el diálogo sea el eje principal de los aprendizajes y las relaciones son tanto con docentes como con pares multilaterales.
  • * Una educación “revolucionaria” que apueste a los cambios que creamos que son necesarios realizar. Que no excluya, a nadie, sino que incluya a todos para todos seamos verdaderamente humanos.
Esa educación, es lo que Paulo Freire llamó educación “problematizadora”, y es en la que los estudiantes futuros docentes puedan ir desarrollando todos sus potenciales, junto a los otros, no de los otros.

“Ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo, las personas se educan en comunión, mediatizadas por el mundo”[1]

En este tipo de educación, cada quien es capaz de acercarse críticamente a la realidad, interactuar y tomar conciencia de la misma. Pero además el tomar conciencia incluye cambiar, comprometerse, o sea acercarse CRITICAMENTE A LA REALIDAD. Ese acercamiento es lo que nos dará la confianza necesaria para seguir transformándonos y transformar el mundo en el que vivimos, es lo que nos hará “Ser sujeto” estableciendo vínculos de reciprocidad con nuestra historia y nuestra cultura.

La técnicas participativas son herramientas que permiten hacer de los momentos de trabajo en el aula un espacio de confianza, en donde se desarrollan procesos de reflexión sobre la practica: “Praxis”, concibiendo que la vida humana solo tiene sentido en la comunicación con los demás.

La importancia de trabajar con estas formas participativas dentro del trayecto formativo, se basan en que constituirán en sí mismas experiencias formadoras de los futuros docentes. Las situaciones vividas serán experiencias que podrán ser desarrolladas en las prácticas educativas e instituciones donde los estudiantes se desempeñen en el futuro. 


Bibliografía:
Paulo Freire “ Pedagogía del oprimido”, Ed Siglo XXI, Buenos Aires, 2002.
Velázquez Mackenzie, G., Apuntes de Clases de Pedagogía Aula 68, Universidad Virtual de Quilmes, Buenos Aires, 2005.
Tenti Fanfani, E. (2003) “La educación media en la Argentina: desafíos de la universalización”. En “Educación media para todos. Los desafíos de la democratización del acceso”. Tenti Fanfani (comp.). Buenos Aires. Fundación OSDE, UNESCO-IIPE, Grupo Editor Altamira.
Alforja, (1996),Técnicas Participativas para la educación popular, Ed Humánitas, CEDEPO, Buenos Aires.





[1] Paulo Freire

martes, 6 de mayo de 2014

Represión a estudiantes del ISFD de la Escuela Normal "Dr. Pedro I. de Castro Barros"

Los sucesos en el ISFD

El hecho represivo:

El miércoles 23 de abril de 2014 los estudiantes ISFD de la Escuela Normal "Dr. Pedro I. de Castro Barros" de la Ciudad de La Rioja, fueron violentamente desalojados de las puertas del edificio en donde se dictan actualmente sus clases. Estaban allí casi la totalidad del estudiantado, dado que habían sido citados públicamente por la Directora del Instituto. La reunión había sido difundida por el Ministerio de Educación de la Provincia en búsqueda a la resolución del conflicto desatado hace un mes (el 25 de marzo concretamente) por el cual los estudiantes habían decidido no tomar clases dentro del edificio, ya que no estaban garantizadas ni la seguridad y ni la habitabilidad del mismo. A los profesores se nos había pedido explícitamente que no concurramos a la reunión que se desarrollaría a las 15 hs en la Plaza 9 de Julio frente al edificio.
El conflicto se había desatado el día del inicio de clases cuando los estudiantes, decidieron no comenzar las clases dentro, sino en la Plaza 9 de julio que queda al frente. Ellos nos piden a los docentes que les demos clases en la plaza hasta que el gobierno de una respuesta a los reclamos. Allí comienzan a realizarse diariamente marchas y reclamos a las autoridades provinciales. El lunes 14 de abril comenzaron el acampe frente al Edificio histórico de la Institución (Paseo Cultural) en de reclamo de cuatro aulas.
Los estudiantes ante las presiones a las que habíamos sido sometidos los profesores para comenzar a dictar las clases y ante la falta de respuestas a sus reclamos, clausuraron la entrada al edificio tres días atrás (21/04/14).






       

El violento desalojo se realizó en menos de una hora de comenzada la reunión con la directora, sin lectura de ningún acta del Juez, ni dando tiempo perentorio o alternativa para que los estudiantes se retiren pacíficamente. Los estudiantes fueron brutalmente golpeados, hubo lesiones y desmayos. Una joven fue retirada en ambulancia al hospital. También fueron duramente golpeados algunos profesores que acudieron al llamado de urgencia de los estudiantes, dirigentes y madres que habían acompañado a sus hijas y el dirigente gremial Rogelio De Leonardi y miembros de la Asociación de Maestros y Profesores de la Provincia (AMP). También fue golpeada (y posteriormente acusada y amenazada de sanción) la diputada de la Lucia Ávila. Todos estos ante la llegada de la policía habían hecho un cordón de protección a los estudiantes.

Los videos del desalojo se pueden ver en:

Fotos del desalojo:

Notas periodísticas locales al respecto:

·          

Noticias oficiales:

El conflicto:

El 25 de marzo de este año los estudiantes, ante la inhabitabilidad del edificio en donde funciona el Instituto, deciden en asamblea no comenzar las clases dentro, sino en la Plaza 9 de julio que queda al frente. Le piden a los docentes que den clases en la plaza hasta que el gobierno de una respuesta a los reclamos. Comienzan a realizar diariamente marchas y reclamos a las autoridades provinciales.
Los estudiantes reclaman el acondicionamiento del edificio actual y la necesidad de cuatro aulas más en un radio no alejado del edificio, además del compromiso del gobierno en la construcción de un nuevo edificio en un tiempo perentorio. Proponen que les “presten” las aulas disponibles del Edifico Histórico de nuestra Institución. Este es el edificio de la Escuela Normal del que fuimos desalojados en el año 2010, cuando llegaron los fondos Nacionales para su reparación. En ese momento el gobierno provincial desalojó al Profesorado y al Jardín de Infantes que funcionaba allí y decidió utilizar el espacio como “Paseo Cultural”. En esa manzana funcionan hoy un restaurant de lujo, una heladería Freddo y un complejo de cines de la cadena Cinemacenter (http://www.cinesargentinos.com.ar/complejo/cinemacenter-la-rioja/). Las demás aulas (después se comprobaron que eran 15) están desocupadas. Se realizan algunos eventos comerciales y lo en ocasiones lo alquilan a iglesias religiosas. Se sabía que allí estaban dando clases de música del ISFD de Arte de la Ciudad, y más tarde se comprobó que también se dictaban clases de Robótica de RobotGroup (este dato fue ocultado por las autoridades).
Los docentes les seguimos dictando clases en la plaza. Los estudiantes, hacen notas y comienzan a manifestarse públicamente. Fueron al Ministro de Educación entregándole una nota con el reclamo. De ahí en más una serie larga de visitas a diferentes direcciones y ministerios sin obtener respuesta favorable alguna ni ser escuchados en sus reclamos.
Se ofrece como mediador el diputado oficialista Jorge “Pelado” Basso. En reunión con los estudiantes y autoridades del Ministerio de educación anuncia a los estudiantes que las clases en el “Paseo Cultural” eran imposibles porque “ya era una decisión tomada inmodificable”. Les propone a los estudiantes tomar clases en el regimiento e investigó la trayectoria educativa de los jóvenes que participan activamente en el movimiento estudiantil y las dificultades que han tenido en ella, y utilizó dicha información como amenaza para que los estudiantes levanten sus medidas de protesta.


Muchas preguntas sobre la autoridad, las agresiones, la obediencia y la formación de los maestros en nuestra ciudad

Sin respuesta todavía

Por Adriana Irene Ferraris
La Rioja
Abril de 2014
¿Qué se hace cuándo las autoridades reprimen a los jóvenes para que dejen de “molestar” con sus reclamos?
Tanto para los padres como para los docentes y para los futuros docentes una de las cuestiones que más nos preocupan y ocupan es el tema de la autoridad. “Los niños y los jóvenes de hoy son difíciles de mantener disciplinados y no se puede dar clases normalmente” dicen muchos. Por eso trabajamos mucho desde la formación de maestros sobre ese problema, que es además uno de los puntos por los que somos más cuestionados por la comunidad.
Los futuros docentes ya saben que no hay autoridad sin legitimidad, esto es el reconocimiento de la validez de la orden por parte del que está bajo nuestro cuidado (y no bajo nuestro pie). También sabemos que los gritos y castigos son contraproducentes y que aunque nos salgan esos modelos de actuar, que tenemos profundamente incorporados, trabajamos para cambiarlos. Los pibes nos dan bola solo cuando saben que lo que decimos es porque los queremos y queremos algo para su propio bien.
Pero qué se hace si en las puertas de un edificio en donde se forman docentes y se debaten estos temas, las futuras maestras son golpeadas, pateadas, degradadas y tratadas como inhumanas, para luego ser exhortadas a continuar estudiando allí, con las mismas faltas de condiciones, si es que no quieren quedar “libres”, perder el año y la posibilidad de recibirse y todos los bla, bla, bla que dan los supuestos adultos responsables. Entonces: ¿Qué se hace?
¿Qué se hace cuando en la puerta de un establecimiento educativo se violan los derechos elementales de las personas? Aquellos derechos humanos que están en la Constitución y que parece que no los conocemos o recordamos.
 “Yo obedezco las órdenes de la autoridad, ¿usted que es docente, no acata órdenes?” me dijo el señor que recibe las denuncias y me quería hacer firmar una copia que no me podía entregar “por orden de mi superior”. ¿Qué se hace entonces cuando los organismos encargados de que se haga justicia no nos puede dar información de cuáles son nuestros derechos y obligaciones y se nos hace firmar con engaños porque así lo “ordenó” la autoridad y los empleados no conocen la ley y solo “acatan órdenes”? A los estudiantes les dicen que no pueden denunciar porque corresponde a la dimensión privada las amenazas, aprietes, malos tratos e injurias que reciben de los policías y autoridades, ni la presión, calumnias, falsedades, difamaciones e injurias de muchos de los medios de comunicación. Yo como docente, acato lo que me dice la ley, y la autoridad es responsable de hacérmela acatar y acatarla igual que yo. En un Estado de Derecho se supone que ser autoridad no implica que los que están bajo mi responsabilidad tienen hacer lo que a mí se me ocurre, sino que soy responsable de que se cumplan las funciones y finalidades institucionales que están escritas en la ley. ¿De dónde sale la idea que cuando soy autoridad puedo hacer que los otros hagan lo que a mí me parece, aunque sea arbitrario e injusto y la ley lo prohíba? ¿Será un anacronismo represivo formado en los tiempos del por algunos parece que añorado… “proceso”?
¿Qué se hace cuando los organismos del estado que tienen que actuar de oficio, no lo hacen, y se quedan esperando que se presenten denuncias por nota firmada (que después los empleados no las reciben diciendo que no se pueden hacer) para que te paralices, porque las represalias a los que ponen la cara después son más crueles, y “no sabés lo que son capaces de hacer estos”? ¿Qué se hace cuando los jueces toman en cuenta las denuncias realizadas por comerciantes presionados por la policía a firmarlas e ignora los reclamos de los futuros docentes?
¿Qué se hace cuando se trabaja durante años en condiciones de hacinamiento y sin los recursos básicos para aprender y se te ponen a hablar “de todo lo que hicieron” con términos altamente técnico-pedagógicos que nadie entiende de que se está hablando, pero que si entendemos que no tiene nada que ver con lo que se tiene que hablar? Y leo a los psicólogos laborales que explican todas las enfermedades y riesgos de enseñar sin condiciones de enseñanza y me digo “con razón me pasaba esto”. Yo creía que era porque vine mal estructurada de nacimiento y no me adapto a la realidad.
¿Qué haces entonces, cuando no te dan respuesta al reclamo de utilizar un espacio que era tuyo pero que ahora “ya no se puede, porque no”, aunque vos veas con tus propios ojos que allí hay actividades que nada tienen que ver con los propósitos que dicen que tiene y más tiene que ver con los anacrónicos proyectos de la pasada década neoliberal del mercado, y que hay mucho espacio en muy buenas condiciones, pero omiten hablar de ello y de dar explicaciones legales, lógicas, históricas, sociales, comerciales o de algún otro tipo?
Todavía creen que nos tenemos que sentir culpables por todo lo que nos pasó, y pensamos que hicimos algo mal, porque los estudiantes son caprichosos y rebeldes, o porque los docentes no fuimos con una contrapropuesta o no mandamos la información cuando tenía que mandarse, o porque lo que sea que sea.
— ¡Eh! ¡Oiga! ¡Usted! ¡No politice la defensa de los Derechos Humanos! Exclamó el portavoz de la autoridad política.
Y me pregunto: ¿cómo desenseño lo enseñado? Porque les enseñe a los futuros maestros que el maestro tiene el poder de incluir o excluir a sus alumnos, y  que debe ejercer su autoridad para garantizar que todos se integren y que como ciudadanos de este país sepan vivir en democracia, participen y fomenten la participación ciudadana en las decisiones que se toman en todos los ámbitos de la vida. Les enseñé que por sobre todo tenemos que integrar a los que menos tienen tal como lo expresa la Ley, y es el deseo de todos (o por lo menos de la mayoría). Les enseñé que emprender acciones para que ello ocurra, era un acto didáctico, pero también y sobre todo, un acto intencionado hacia determinados valores y finalidades, y por lo tanto era un acto político. Yo les expliqué a los futuros docentes que enseñar era un acto profundamente político. Ahora ¿cómo hago para desenseñar lo que enseñé? ¿Cuál es la sugerencia de lo que tengo que enseñar según estos señores?
Puedo seguir con los “que se hace” infinitamente pero justo viene mi marido y me pregunta: “¿Qué es lo que haces?” Está preocupado porque ve que me enfermo de la bronca y de la impotencia. No puedo salir del tema y me enfermo de verdad y de dolor. Esto me quita la posibilidad de disfrutar de la vida y de vivir en paz, “después de todo lo que laburamos en la vida, negra, nos merecemos vivir en paz”, me dice. Y pienso en la familia de mis alumnas, en sus maridos, en sus hijos y en sus padres. ¿Será mejor no luchar contra la fuerza del poder bruto? Nosotros no tenemos el poder de las armas y el garrote. Tampoco la posibilidad de dar o quitar trabajo a las personas.
Me costó mucho ir después de la represión a ese lugar al que hace cinco años me veo diariamente obligada a ir. Finalmente pasé el umbral trágico, y vi a mis compañeros no docentes llorando por los rincones. Vi a mis compañeras emitiendo broncas reprimidas, algunos acusándose entre sí, otros acusando a los estudiantes, otros acusando a los docentes, los docentes acusándose entre sí.

Muchos quieren ocultar lo pasó. Dicen que “el desalojo del acampe fue pacífico” en el lugar que al que defienden con uñas y dientes, omitiendo contar la paliza dada sin previo aviso, unos días antes, que presenciaron y sufrieron casi todos los estudiantes, futuros maestros en la puerta que no les interesa defender a los que quieren ocultar lo vivido. Otros pasan por el costado o cierran las ventanas para no ver. “Hagamos de cuenta que acá no pasó nada” (¿algo habrán hecho?). Como problema del vecino. Como si esto pudiera borrarse de los cuerpos y de la memoria de las personas y seguir como tal cosa. Los chicos rebeldes habrán recibido merecido castigo de los grandes adultos y así aprenderán. ¿Entonces qué hacemos? ¿Volvemos al garrote, la amenaza y al miedo, o al reconocimiento de los otros, de las potencialidades y de las posibilidades, del diálogo y de la integración?