Trabajos para una sociedad justa, incluyente, democrática y participativa

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viernes, 28 de febrero de 2014

Experiencias educativas

Prácticas formadoras 2013...

...en escuelas primarias de la Ciudad de La Rioja


   "LA EXPERIENCIA ES "LO QUE NOS PASA". Porque qué es la vida sino el pasar de lo que nos pasa,  y nuestras torpes, y a veces inútiles tentativas, de elaborar el sentido o el sinsentido de lo que nos pasa." Jorge Larrosa


        Estos son los trabajos que presentaron las futuras docentes en la instancia final de la Práctica III. Demás está decir el importante trabajo que realizaron, con muchísimo compromiso en sus prácticas y lo orgullosa que estoy de los logros que alcanzaron y la capacidad de reflexionar sobre lo vivido. En la permanente búsqueda siempre de elaborar el sentido o el sinsentido de lo que nos pasa los invito a disfrutar de sus producciones.

Experiencias maravillosas, dignas de compartir.


La Experiencia de Soledad en 7º grado:

Cuento de práctica: "En pareja Pedagógica”



Había una vez dos alumnas que concurríamos a un profesorado en Educación Primaria en La Rioja.
Un día nos encontramos con que debíamos dar clase a grupo de alumnos de séptimo grado que no tenía casi esperanzas.
Estos chicos provenían de contextos en los cuales no se los motivaba para seguir en nada, ni a creer en ellos mismos, ni por parte de sus familias ni de sus docentes.
Uno de sus maestros decía: "no van a pasar"; y otra exclamaba: "pobrecitos".
Ellos iban a una escuela en el turno tarde, formando un grupo mixto de veintidós alumnos, con edades desde 12 hasta 15 años.
Un día, llegamos hasta su curso con mi compañera a observarlos, ¡y ellos casi ni nos tenían en cuenta para nada!
Durante más de una semana estuvimos presenciando sus clases y su comportamiento.
En ese tiempo nos dimos cuenta de la motivación y la confianza que les faltaba para avanzar en su aprendizaje, ya sea por las situaciones de vida que tenían, o la falta de interés que incluso de la escuela recibían.
En nuestra práctica, en ese año el método de trabajo era el de "pareja pedagógica", es decir, trabajar cooperativamente junto a otra practicante (mi compañera) observando, buscando y analizando estrategias, elaborando un proyecto "de a dos" acorde al grupo y al contexto, y lo mas importante, llevándolo a cabo con este grupo para ver como resultaba para ellos.
Durante todo nuestro trabajo como pareja tuvimos muchos altibajos, a veces no teníamos tiempo para juntarnos, o lo que creíamos funcionaria como estrategias debíamos cambiarlo, etc., pero lo que mas temor nos daba era si a los chicos les gustaría y les interesaría lo que nosotras íbamos a proponerles, y la forma en la que íbamos a trabajar.
Ellos estaban "acostumbrados" a hacer lo que querían en clase.
Alrededor de diez se sentaban en fila, y los demás formaban subgrupos de acuerdo a la amistad que tenían.
Cuando se les daban las actividades (todo en el pizarrón y ellos sentados) la mayoría no copiaba, pasaba el tiempo y casi ninguno resolvía nada, a veces les preguntaban que habían hecho, y algunos contestaban con bromas, otros decían algo referido a la actividad y su resolución, y los demás seguían en su mundo.
Si en alguna clase los que "nunca hacían nada" intentaban hacer algo, los demás (incluso algún docente) se les reían admirándose de que "hiciera algo", lo que obviamente producía que este alumno no volviese a intentar resolver nada.
Y lo que todas las clases se repetían es que no trabajaban nunca en grupo a pedido de alguna actividad. Entre ellos se consultaban a veces, pero nunca pensando juntos.
Solo en una clase de Plástica trabajaron juntos, haciendo "manualidades".
En ese momento nos dimos cuenta de que el "hacer" o lo "practico" les gustaba.
En base a esto fue que pensamos nuestro proyecto.
Debíamos trabajar con algún circuito productivo, y al principio elegimos el del papel, pero por sugerencias lo cambiamos al del pan, ya que la salida de campo -que por disposición de un área debíamos hacer- nos pareció más posible.
Tratamos entonces de que nuestras actividades fueran mas "prácticas" (es decir de que los chicos tuvieran que hacer algo activamente) para que les interesara, y así fue.
Luego del tiempo de realización de nuestro proyecto "Vivir en Circuito: Un largo Camino hasta tu Mesa" comenzó nuestro rol de docentes prácticantes frente a los alumnos.

Nuestras estrategias se basaron en el "enfoque sistémico", el que pone su  mirada en las interacciones, en la conectividad relacional, tratando de contextualizar y enseñar desde una mirada más amplia, que permite comprender los mecanismos que mantienen las conductas (teniendo en cuenta la función que éstas cumplen dentro del sistema en el que se encuadran) e intervenir sobre los múltiples aspectos que conforman dicho sistema (parte de la fundamentación de nuestro Proyecto integrado).
Las áreas integradas fueron: Lengua, ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Tecnología, plástica, Matemática y Formación Ética, todas áreas en las que lo principal fue el trabajo cooperativo en grupo, el dialogo entre todos, normas de convivencia para mejorar algunos momentos (de alimentación, higiene y dialogo) y técnicas de formación ética para que los chicos y nosotras nos conociéramos mejor, y tuviésemos confianza, ellos en nosotras y viceversa.
Los resultados de las actividades propuestas fueron muy positivos, los chicos aprendieron -aunque les costo un poco al principio- a trabajar en grupo, no siempre entre los que ellos tenían conformados.
Se animaron a hablar los que nunca lo hacían, participaron todos en clase, colaboraron en casi todo lo que les pedimos.
Aunque también tuvimos inconvenientes, cambios de horario, días de clase que tuvimos que posponer y repensar sobre la marcha la planificación, roces con otros actores de la institución, problemas de conducta en la salida de campo en la que tuvimos que improvisar un discurso, que algunos no quisieran formar grupos, cambios de aula por el calor y para mejorar los hábitos de la hora de la merienda, etc.
Sin embargo, y a pesar de nuestros miedos y de los imprevistos que fueron surgiendo (todos de los que aprendimos) nuestra práctica fue positiva para todos, nosotras aprendimos a confiar en nuestras decisiones como futuras docentes, y los chicos comenzaron a creer en ellos mismos, en que ellos eran capaces de realizar las actividades que les propusimos (juegos, técnicas grupales, análisis de casos, lecturas, competencias de dibujo de las etapas del circuito productivo en la evaluación, lluvias de ideas, crucigramas, experimentos, dramatizaciones, una receta de pan para el final, etc.), es decir, avanzamos juntos.
Y nosotras, gracias a la disposición del tercer año de práctica del trabajo en pareja pedagógica y a lo observado antes de realizar nuestro proyecto, comprendimos lo necesario que era el ínter juego de roles y de estrategias de este tipo de trabajo, en ese séptimo grado.
Curso que necesitaba de la atención de personas que se preocuparan por que estos chicos aprendan y crean en ellos mismos.
Así que al final de esta historia y práctica, todos aprendimos en conjunto, de nosotros mismos y del otro.
Gabriela Soledad Garay Toledo.
Reflexión:
“Dos docentes significan dos lenguajes, dos estrategias., tal vez, dos metodologías. Dos relaciones posiblemente distintas, dos diálogos, dos enfoques, dos estímulos, dos apreciaciones de procedencia desigual".
"Dos presencias que permitirán al chico ganar en vivencias qué le ensancharán el mundo. Su mundo. (…) En síntesis, una lengua más rica, mas libre, más suelta, mas plena, al servicio de los chicos.”
Francisco Cabrera. La Incidencia de la Pareja Pedagógica  en el trabajo de los Alumnos, por Red de Maestros Escritores. VI Encuentro Iberoamericano de Colectivos Escolares y Redes de Maestras y Maestros que hacen Investigación e Innovación desde la Escuela. Córdoba, Argentina. Junio de 2011.
Fuimos dos futuras docentes con pensamientos que tuvieron que sincronizarse para mejorar la situación de aprendizaje en la que este séptimo grado se encontraba cuando llegamos.
Chicos que no creían ni en ellos ni en los demás, sin hábitos de trabajo grupal, de organización o respeto por ellos mismos.
A nosotras entonces, nos tocó luchar y pensar no solamente como vencer nuestros miedos e incertidumbre, sino también ayudar a los chicos a vencer los suyos.
Entonces aprendimos, de todo, de ellos, de nuestras profesoras, de lo inesperado, del trabajo de a dos y en grupo, y de lo mágico que puede llegar a ser cuando dejamos de pensar solos y lo hacemos en conjunto.

Eso fue lo que me dejó como reflexión la práctica, un trabajo en pareja pedagógica exitoso.



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